HISTORIA A PARTIR DE LAS IMÁGENES
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Érase una vez un colegio en el que había niños y niñas de diferentes nacionalidades: distintas religiones, distintos rasgos físicos, distintos lenguajes, etc. Con motivo de la celebración del Día de los Derechos del niño, se organizó una fiesta de disfraces en la que participaron miembros de la comunidad educativa: alumnos/as, padres, madres y profesores/as.
Aquello que parecía ser un bonito día de convivencia, se convirtió en un campo de batalla. En el ambiente se sentía un fuerte rechazo y frialdad en la relación entre las propias familias. No tenían interés por conocer otras culturas y otras familias diferentes. Ante este hecho, el equipo de profesores sintió que la actividad que habían programado para acercar las culturas y fomentar el respeto, había fracasado.
Al día siguiente tras celebrar un claustro extraordinario, los maestros decidieron convocar una manifestación por las calles más importantes del pueblo, a la cual se unieron maestros/as y profesores/as de otros centros que compartían la misma problemática. Las familias observaban atónitas tal espectáculo. Tras la manifestación, en el colegio se propuso una experiencia intercultural, en la cual se dividió a los alumnos/as del centro en diferentes grupos para preparar alguna actuación que posteriormente se representaría a las familias. Consistió en mostrar lo más significativo de cada cultura a través de bailes, canciones, teatros, degustación de productos típicos, etc. Tras dicha actuación, los niños/as salieron al patio con mucho entusiasmo al descubrir cosas nuevas y se quedaron en el patio para intercambiar opiniones con sus compañeros/as.
Como iniciativa, el AMPA propuso una fiesta para olvidar el malestar causado en acontecimientos anteriores. Con la llegada del verano se organizó una fiesta del agua en la que participaron todos. Fue una día inolvidable. A dicha fiesta fueron invitados antiguos profesores del centro que impartieron clase a algunos de los padres allí presentes.
Tras el éxito de aquella experiencia, decidieron elaborar entre todos un libro de normas de convivencia. Sería el libro sagrado del colegio que todos deberían respetar. Para elaborarlo se realizaron muchos bocetos, que tras ser discutidos por los niños (tachaduras, gráficos, esquemas), fueron modificándose hasta llegar a su gran obra. Como colofón final de curso, los niños presentaron a las familias el libro de la convivencia y se realizó un taller de tatuajes en el que escribieron en la piel de los niños algunas de las normas más importantes.
PLAN ANUAL DE CENTRO
Hace 14 años
La entrada es correcta.
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